CAMINANDO EN LA CUERDA FLOJA EN EL TRABAJOPor el Dr. Rick Warren
¿Alguna vez ha escuchado acerca de Jean-Francois Gravelet? Vivió entre 1824 y 1897, y usó el seudónimo profesional de Blondin, ganó fama internacional, como un equilibrista y acróbata en Londres, Inglaterra. Blondin cruzó varias veces las cataratas del Niágara al norte del estado de Nueva York, EE.UU. en un alambre de 1.100 metros de largo, suspendido a 160 pies sobre el agua. Desafió a la muerte realizando hazañas en la cuerda floja con diferentes variaciones teatrales: con los ojos vendados, en un saco, empujando una carretilla, sobre pilotes, incluso llevando un hombre en la espalda.
Nosotros podríamos caminar sobre un cable en las alturas atravesando una cascada furiosa, pero en el siglo 21 el lugar de trabajo se le parece en algunas ocasiones. Habiendo un balance entre ética y beneficio; embarcarse hacia lo desconocido con un producto o servicio no probado, hacer malabares entre las prioridades de la familia y del trabajo, da incertidumbre económica.
Cuando leía acerca de Blondin, pensé en un hombre que también desafió a la muerte. Su nombre era Pedro. Podemos recordar el relato bíblico donde Pedro y los demás discípulos de Jesús estaban en un pequeño bote en medio de una furiosa tormenta. De repente vieron a Jesús caminando sobre el agua. Impulsivamente, Pedro le preguntó: "Señor, si eres tú... manda que yo vaya a ti sobre las aguas" (Mateo 14:28). La respuesta de Jesús fue simple: "Ven."
"...Cuando Pedro vio las altas olas se aterrorizó y empezó a hundirse. "Sálvame, Señor!", Gritó" (Mateo 14:30). Sospecho que a todos nos ha pasado lo mismo. ¿Alguna vez se ha embarcado en un proyecto o tomado una decisión, pensando en ese momento era el correcto, sólo que inmediatamente las circunstancias trajeron a su juicio su decisión?
Quiero recordar que Simón Pedro hizo muchas cosas notables en el curso de su vida, pero en este episodio de caminar sobre el agua considerado como uno de los más grandes: no había ninguna cuerda floja, ni hay rocas escondidas abajo. Rodeado de peligros evidentes, ante una imposibilidad absoluta, Pedro encontró la fortaleza interior de la orden de su Señor: "Ven" Por unos instantes, Pedro compartió con su maestro la suspensión de las leyes naturales.
A continuación, el proyecto explotó a las cuatro de la mañana. En ese momento, tenía los ojos fijos en Jesús, Pedro caminaba por encima de la tempestad. Al siguiente instante estaba "en el ojo de la tormenta” empapado hasta los huesos, Pedro fue rescatado por Jesús. Aprendió una verdad importante: Un santo no es alguien que nunca falla, un santo es alguien que confía en Dios y se levanta y va de nuevo cada vez que se cae.
"¡Señor, sálvame!" Las palabras de Pedro eran simples, sin tiempo para detalles, sin tiempo para observar las leyes ceremoniales. Pero en realidad, este es el más rápido, fácil, y desesperado camino para llegar al corazón de Dios.
¿Qué hizo Pedro de malo? Fue culpable: No por haberse atrevido, sino por dudar. No por fracasar, sino por vacilar. No por falta de coraje, sino por falta de confianza.
Usted puede no ser un Blondin o Pedro, pero es probable que se encuentre en el temible lugar de trabajo de hoy, en medio de la noche y la tormenta “contraria”. No mida las olas, no calcule el viento, no vea el peligro, y sobre todo... no tire la toalla y se hunda bajo las circunstancias.
La Biblia nos ofrece el siguiente consejo: "Mantenga sus ojos en Jesús, nuestro líder y maestro... para que no se cansen ni pierdan el ánimo..." (Hebreos 12:1-3).
© 2009, Una vida con propósito. Todos los derechos reservados. Rick Warren es el autor del aclamado y mejor vendido libro, La Vida con Propósito, traducido a muchos idiomas y vendido en todo el mundo. Ha sido nombrado uno de los 100 libros cristianos que cambiaron el siglo 20. Afirma la importancia de tener un propósito cuidadosamente considerado y claramente expresado para guiar la vida cotidiana.
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