UN EJEMPLO MEMORABLE DE FINALIZAR BIEN

UN EJEMPLO MEMORABLE DE FINALIZAR BIEN
Por Ken Korkow

Fue hace más de dos años, pero todavía recuerdo ese día vívidamente. Estaba con mi amigo, Dean Parrack, al final - de sus últimos momentos de vida en la tierra - porque un hombre no debe morir solo.

He visto otras personas que fallecen - incluidos los campos de batalla de Vietnam -, pero esto era diferente. Dean se quería ir - porque sabía sin duda, que esto era sólo el fin del principio, y el principio de la eternidad con Dios.

Hace años, Dean sufrió un derrame cerebral, confinándolo a una silla de ruedas. Vendió su casa para que él y su esposa, Jean, pudieran ir a una casa de "asistencia." Yo estaba con él y le ayudé a desechar los reconocimientos, trofeos y premios que había acumulado como ejecutivo de una empresa altamente respetada con la IBM.

También disponía de varios reconocimientos por su servicio a muchas organizaciones cívicas y cristianas.
Para Dean, los reconocimientos habían sido expresiones de aprecio. Pero al final, no eran nada más que "cosas" que acumulaban polvo y llenaron su vida. A donde iba, él no los necesita. Y teniendo en cuenta su destino final, de todos modos no pudo llevarlo.

Una cosa que Dean nunca descartó fue su fe en Dios. A lo largo de su vida adulta, le había servido como su ancla, su hoja de ruta, y ahora su faro mientras viajaba la etapa final de su viaje terrenal.

Durante años viajó alrededor de los Estados Unidos y el mundo, a menudo en su papel de presidente del Comité Internacional de los Hombres de Negocios Cristianos. Pero ahora su cuerpo estaba confinado a una cama.

Pero Dean la persona NUNCA estuvo confinada. Su ministerio simplemente cambió a una forma diferente, ya que se convirtió en lo que él se describió como un “guerrero de oración". Comenzaba su "trabajo" temprano, a menudo a partir de las 3 am, orando a Dios por personas y acontecimientos específicos en todo el mundo.

Observar cómo Dean llevaba sus últimos días, a pesar de su discapacidad, uno no podía ayudarle pero se maravillaba al preguntarse: ¿Cómo enfrentaré estos retos importantes de la vida y de mi propia muerte? Parece que hay dos enfoques muy diferentes a esta pregunta. El primero es la auto-céntrica, a veces resumido en las ceremonias de graduación citando un poema titulado, "Invictus" de William Ernest Henley. Es mejor conocido por sus líneas finales:

"... No importa cuán estrecho sea el portal, cuán cargada de castigos la sentencia,
Yo soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma".

Pero Dean se enfocó a la vida con una visión centrada en Dios y reescribió el poema de Henley, llamándolo "Convictus". Su versión concluyó diciendo:

"Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el Horror de la sombra, Y con la amenaza de los años, sin Cristo, yo tendría miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal, cuán cargada de castigos la sentencia,

Jesús es el amo de mi destino: Jesús es el capitán de mi alma”.

Mi amigo Dean finalizó bien, teniendo su último aliento con paz y confianza. ¿Vamos a hacer lo mismo?

Ken Korkow vive en Omaha, Nebraska, E.E.U.U., donde él sirve como un director de área para CBMC. Adaptado del "Fax de Vida" una columna que escribe cada semana. Usado con permiso.


Maná del Lunes ® es una reflexión semanal de CBMC/CPEC – Conectando los "Negocios" del mercado y de Cristo, organismo internacional, sin fines de lucro y vínculos religiosos, fundado en 1930 con el propósito de compartir el Evangelio de Jesucristo con la comunidad profesional y empresarial.
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